viernes, 5 de febrero de 2016

170


¡Cuánta alegría! ¡Cuánta alegría!
Si yo fracasara, cuánta pobreza.
No obstante, pese a ser tan pobre
he arriesgado todo a una sola jugada.
He ganado. Sí. También he dudado tanto –
a este lado de la victoria.

La vida es solo vida. Y la muerte, solo muerte.
La felicidad solo es felicidad; la respiración
solo respiración.
Y si – después de todo – fracaso,
por lo menos es dulce conocer lo peor.
Derrota no es otra cosa que derrota,
nada más terrible puede suceder.

Pero si gano,
¡oh, cañón marino!
¡oh, campanas en el campanario!
les pido que en un primer momento
lo repitan despacio.
Porque el cielo imaginado es distinto
del cielo en el que uno despierta de repente.
Y ese cielo podría destruirme. 

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