¡Cuánta alegría! ¡Cuánta
alegría!
Si yo fracasara, cuánta
pobreza.
No obstante, pese a ser tan
pobre
he arriesgado todo a una sola
jugada.
He ganado. Sí. También he
dudado tanto –
a este lado de la victoria.
La vida es solo vida. Y la
muerte, solo muerte.
La felicidad solo es
felicidad; la respiración
solo respiración.
Y si – después de todo –
fracaso,
por lo menos es dulce conocer
lo peor.
Derrota no es otra cosa que
derrota,
nada más terrible puede
suceder.
Pero si gano,
¡oh, cañón marino!
¡oh, campanas en el
campanario!
les pido que en un primer
momento
lo repitan despacio.
Porque el cielo imaginado es
distinto
del cielo en el que uno
despierta de repente.
Y ese cielo podría
destruirme.
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