lunes, 8 de febrero de 2016

177


Como si una diminuta flor del Ártico
descendiera sin rumbo por las latitudes
sobre la orla polar –
hasta que perpleja llegara aquí,
a continentes de verano –
a firmamentos de sol –
a extrañas, luminosas
muchedumbres florales –
y a pájaros de lengua extranjera.
Como si esta pequeñísima flor, digo,
fuera vagando hasta el Edén –
¿Qué sucedería? Nada, en realidad.
Solamente lo que puedas deducir de todo esto.


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