Cuántas veces se han detenido
estos humildes pies –
Sólo la boca que ha sido
soldado puede decirlo –
Intenta – a ver si puedes
mover el horrible remache –
Intenta – a ver si logras
levantar los herrajes de acero.
Acaricia la frente fría – que
muchas veces estuvo caliente –
Si quieres – eleva el cabello
desdeñoso –
roza los dedos de diamante
que nunca – más – empuñarán
un dedal –
Zumban las moscas aburridas
en la ventana de la habitación.
El sol resplandece, valiente,
a través del cristal manchado –
La telaraña – sin temor – se
balancea desde el techo –
Indolente ama de casa – yace
– entre margaritas.
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