Ella es nada – excepto para
el cielo.
Está sola – excepto para los
ángeles.
Es una flor superficialmente
– abierta –
excepto para alguna abeja
viajera.
Provinciana – excepto para
los vientos –
Pasa sin ser notada, como un
simple rocío
sobre la tierra –
excepto para las mariposas.
Es la más insignificante ama
de casa
sobre la hierba.
No obstante, si la quitas de
la pradera
alguien perderá el rostro
que hacía de la existencia –
hogar –
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