¿Es verdad, querida Sue?
¿Ahora hay uno más?
No quisiera ir
por temor a rozarlo.
Si lograras encerrarlo
dentro de un taza de café,
o sujetarlo a un alfiler
hasta que yo llegara –
o atarlo
al puño de tu gato –
silencio – no debe decirse
más –
yo iría.
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