Soy la pequeña flor del
corazón abierto.
No me importa que hagan
pucheros los cielos.
Si la mariposa tardara en
venir,
¿puedo, por eso, no estar
presente?
Si el cobarde abejorro
permaneciera en el rincón de
su chimenea,
debo entonces ser más
resuelta.
¿Quién presentará excusas por
mí?
Querida y pequeña flor –
chapada a la antigua,
el Edén también es anticuado.
Los pájaros son compañeros
anacrónicos.
El cielo no cambia el azul de
la flor.
Ni seré yo, la pequeña flor
del corazón abierto,
la llamada a hacerlo.
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