Algo en un día de verano,
mientras lentamente se
apagan las antorchas,
me hace solemne.
Algo en un mediodía de
verano –
una hondura – un azul –
un perfume –
va más allá del éxtasis.
Algo fascinantemente
brillante
incluso dentro de una
noche de verano.
Aplaudo cuando lo
observo.
Luego cubro mi cara que
ha fisgoneado mucho.
No sea que esa gracia
sutil – tintineante,
aletee demasiado lejos de
mí –
No conocen pausa los
dedos hechizantes –
Aún fatiga a su lecho
angosto
el arroyo púrpura dentro
del pecho –
El Oriente muestra
todavía su bandera ámbar -
Todavía el sol, a través
de los riscos,
conduce al rojo cortejo –
Todos ellos finalizan su
alegre prodigio –
de ese modo, mirando sin
descanso – la noche – la mañana.
Por mi parte me encuentro
caminando entre los rocíos
durante este, otro día de
verano.
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