Un corazón no tan pesado
como el mío,
caminando tarde a casa –
al pasar por mi ventana
silbó una melodía –
un descuidado fragmento –
una balada –
una callejera cantinela –
No obstante, para mis
oídos irritados,
el calmante más dulce –
Fue como si un pájaro charlatán
cantara y cavilara, y
cantara
vagando por estos
senderos –
Y luego, despacio, se
alejara graznando.
Fue como si un arroyo
entusiasta
en una penosa senda
dispusiera unos
sangrantes pies a hacer minuetos –
sin saber por qué –
La noche regresará –
mañana –
Cansada y condolida –
quizás –
Clarín, te pido
que pases por mi ventana
una vez más.
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