Sepulturero: aquí duerme
mi Maestro.
Condúceme, por favor,
hasta su lecho.
Vine a edificar el nido
del ave –
y a depositar la semilla
temprana –
Para que así, cuando la
nieve se deslice despacio –
desde la puerta de su
habitación –
las margaritas indiquen
el sendero hasta allí –
y también el
trovador.
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