miércoles, 13 de enero de 2016

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¿A quién pertenecen los pequeños lechos
que se aposentan en los valles? – pregunté –
Unos menearon sus cabezas, otros sonrieron –
Nadie respondió.
Quizá no han oído – me dije.
Preguntaré otra vez –
¿A quién pertenecen los lechos – los diminutos lechos
tan tupidos en la planicie?

Margarita está aposentada sobre el más estrecho –
Un poco más allá –
muy cerca de la puerta para ser la primera en despertar –
se encuentra la pequeña Leontodon.

También están Iris, Señor, y Áster –
Anémona y Campana –
Bartsia, en el manto rojo,
y el robusto narciso.

Mientras – en muchas cunas
ella se empeñaba ansiosa con el pie –
tarareando la canción de cuna más insólita
que jamás meció a un niño.

¡Silencio! ¡Despierta Epigea!
El azafrán parpadea –
La mejilla de Rodora es carmesí –
sueña con los bosques -
Entonces, volviéndose con reverencia –
dijo ella: ya es su hora de dormir –

Los abejorros les despertarán

cuando estén rojos los bosques de abril. 

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