Emily Dickinson
miércoles, 27 de enero de 2016
133
Tu coronación – muda –
Humildes mis “vivas” al rey.
Resguarda en tu armiño, Señor,
a una minúscula cortesana.
Para que yo, reverente, permanezca ahí
hasta que, pasado el fasto,
consiga murmurar quebrantada:
“Era yo, Maestro” –
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