Ofrenden amablemente a
los muertos –
este corazón roto hace
mucho tiempo –
estos pies que nunca
flaquearon,
esta fe que buscó a la
estrella en vano.
El perro no logrará cazar
a la liebre
que temblaba, jadeando,
aquí;
ni un escolar conseguirá
robar el nido
que la ternura construyó,
allí.
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