Al mendigo háblale con
prudencia
del “Potosí” y de las
minas.
A quien pasa hambre
háblale con reverencia
de tus viandas y de tus
vinos.
Insinúa cautelosamente al
prisionero
que tú pasaste con pies
libres.
En los calabozos las
anécdotas acerca del aire
algunas veces han
resultado mortalmente dulces.
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