sábado, 9 de enero de 2016

70



Tan tímida cuando la divisé.
Tan hermosa – tan avergonzada.
Tan escondida en sus hojas diminutas
de modo que nadie la pudiera hallar –

Tan sin aliento hasta que la sobrepasé en el camino –
tan indefensa cuando retorné
y me la llevé a la fuerza, sonrojándose,
más allá de sus sencillas moradas.

Muchos sin dudarlo me preguntarán –
por quién robé al valle arbolado –
por quién cortejé a la hondonada –

Pero nunca lo diré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario