No nos detendríamos en
una flor tan pequeña –
si no nos trajera de
nuevo, tranquila,
nuestro diminuto jardín
perdido
de nuevo al césped –
Tan sabrosos oscilan sus
claveles –
Tan ebrias se bambolean
sus abejas –
Tan argentinas brotan
cien flautas
desde cien árboles –
que quien observe esta
pequeña flor
por fe consigue
contemplar de manera clara
a los pájaros charlatanes
alrededor del trono
a los dorados dientes de
león.
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