Por entre el sendero –
por la zarza –
por el claro y por el
bosque –
con frecuencia nos
adelantaron bandidos
en el inhóspito camino.
El lobo, curioso, llegó
escudriñando –
El búho, inquieto, miró
hacia abajo –
Se deslizó,
sigilosamente, la tersa
figura de la serpiente –
Las tempestades
alcanzaron a rozar
nuestros ropajes –
Fulguraron los puñales
de los relámpagos –
Furioso, desde el risco,
chilló el buitre
hambriento por encima de
nosotros –
Los dedos del sátiro nos
llamaron con señas –
El valle murmuró “vengan”
–
Tales eran nuestros
acompañantes –
Ese era el camino.
Estos niños se fueron
volando de regreso a casa.
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