Solía pasar por la aldea
cuando de la escuela
volvía a casa –
y me preguntaba qué
harían allí –
y por qué todo aquello
era tan silencioso –
Ignoraba entonces el año
en que llegaría mi
llamado –
según las indicaciones
del reloj, antes
de que se hubieran ido
los demás.
Esto está más callado que
la puesta de sol.
Más frío que la aurora –
Las margaritas se atreven
a venir aquí –
Y los pájaros pueden
aletear a ras de suelo –
Así pues, cuando estés
cansado –
O - perplejo – o
congelado –
confía en la promesa de
amor
bajo la mantilla,
clama “Soy yo”, “Toma a
Dollie”,
y yo te abrigaré.
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